El gran escritor Argentino Manuel Lozano me permitió publicar una de sus poesias en Español y Portugues. Espero que la disfruten tanto como yo.
En La foto Manuel Lozano con José Saramago.
EL SEQUITO
Fue necesario correr entre los muros implacables,
por esponjosas, vampiras destilerías
hechas sólo para entrar como a un edén invertido.
¿Cuándo el cuerpo llenándose de tardías rotaciones
hacia la primera inhumación de la especie?
No me aguardaban esfinges, ni idiomas trasvasados,
ni heredades nocturnas
al compás de un tambor que convoca y redime.
Eran criptas celestes, hebras desusadas
escurriéndose contra todo perdón en la sangre,
abriendo mi boca de destierro bajo un sol de exorcismo.
Y más acá del aluvión, el cortejo invisible
con pupilas que descifran relámpagos en el fondo del vaso,
atajos que olfatean la estrecha salida.
No adulteres respuestas.
¿Y qué pólipos de escalofrío para explicar este vuelo?
¿No fueron ellos los mártires, los furiosos, los obedientes,
los que acecharon la sed y el asco de este mundo
para arrojarse sombríos a las fauces del león
como presintiendo el gusto del infierno?
Grandes despojos decretaron.
Durmieron vanidosos de terror junto al ultraje.
¡La exangüe mansión del escogido!
Se embebieron de un áspero deleite
sin suplicar jamás la llaga en el costado.
Manuel Lozano
De su libro "Mansión Artaud"
O SÉQUITO
Foi preciso correr entre os muros implacáveis,
por esponjosas, vampiras destilarias
feitas apenas para entrar com num éden invertido.
Quando o corpo enchendo-se de tardias rotações
fazia a primeira inumação da espécie?
Não me aguardavam esfinges, nem idiomas transvasados,
nem herdades noturnas
no compasso de um tambor que convoca e redime.
Eram criptas celestes, fibras desusadas
escorrendo contra todo o perdão no sangue
abrindo minha boca de desterro sob um sol de exorcismo.
E antes do aluvião, o cortejo invisível
com pupilas que decifram relâmpagos no fundo do vaso,
atalhos de olfateiam a estreita saída.
Não adulteres as respostas.
E que pólipos de calafrios para explicar este vôo?
Não foram eles os mártires, os furiosos, os obedientes,
os que espreitaram a sede e o asco deste mundo
para lançar-se sombrios às faces do leão
como que pressentindo o gosto do inferno?
Grandes despojos decretaram.
Dormiram vaidosos de terror junto ao ultraje.
A exangue mansão do eleito!
Embebedaram-se de um áspero deleite
sem suplicar jamais a chaga no costado.
De seu livro "Mansión Artaud"
(Versión al portugués por Antonio Miranda, Brasilia, mayo- junio de 2005)
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